José Ángel Cadelo. 27-9-2017. Tal vez, la verdadera alianza de civilizaciones tiene lugar
cuando personas de unas y otras culturas o tradiciones espirituales colaboran
estrechamente en proyectos humanitarios. Así lo han entendido cada año
numerosos jóvenes que pasan sus vacaciones en Marruecos trabajando
desinteresadamente en centros de discapacitados, ancianos o huérfanos.
Un grupo de chicas, estudiantes de pedagogía y medicina, ha
querido ir un poco más lejos este verano y, atendiendo el llamamiento de un
centro de chicos sin familia de Tetuán, se desplazaron a esta ciudad y
dedicaron sus vacaciones a poner en marcha un proyecto educativo de tiempo
libre. La colaboración fue canalizada por la Sociedad Mediterránea para el
Diálogo y la Cooperación que, por primera vez en cinco años, requiere que, para
este trabajo concreto, el voluntariado esté formado sólo por chicas: vivirían
en la casa de verano de estos niños, junto a la playa, conviviendo con sus
cocineras, monitoras y limpiadoras habituales.
Las jóvenes, procedentes de diferentes puntos de España,
acudieron a Tetuán más que entusiasmadas: habían conseguido algo de dinero para
adquirir camisetas blancas, pinturas textiles, abalorios, cuadernos de dibujo,
barro para modelar, instrumentos musicales y un largo etcétera. Se trataba de
evitar que los niños se aburrieran durante el verano, o que lo desaprovecharan
de cualquier manera. Las jóvenes impartieron a los pequeños clases particulares
de español e inglés, siempre en tono extra-académico y hasta lúdico. Prepararon
actividades deportivas y danzas, y el día último, organizaron en la Casa de
España un pequeño show musical con baile incluido y exposición de los trabajos
realizados por los chicos durante su periodo vacacional. Además, los fines de
semana, les acompañaron a excursiones por los alrededores, y establecieron con
ellos unos lazos especiales de amistad que durarán muchos años y harán que la
experiencia se repita próximamente.
Los responsables de la Sociedad Mediterránea para el Diálogo
y la Cooperación, una pequeeña ONG familiar con sede en Algeciras, han
explicado que cada vez son más los jóvenes de toda España que se ofrecen como
voluntarios para trabajar en condiciones no siempre fáciles en estos centros
sociales de Marruecos. Aprovechando la inabarcable oferta de mano de obra con
que ya cuentan, han querido ir un poco más lejos exigiendo periodos más largos
de voluntariado y mayor compromiso diario con la institución en que van a
desarrollarse los trabajos.
Mucho es lo que se puede decir sobre los frutos para estos
voluntarios y los niños receptores de su trabajo y tiempo. Ambos se enriquecen
enormemente sin duda alguna. Pero, además, sin ser consciente de ello, están
tendiendo puentes al diálogo y el conocimiento mutuo, y están rompiendo
barreras culturales a golpe de juegos de naturaleza,de reír juntos, de abrazarse
y hasta llorar cuando llega la hora de la despedida.
Las jóvenes pioneras del proyecto “Verano en Dari” han
trabajado junto a 20 niños y niñas de 5 a 12 años de edad en las playas de
Martil. Son todos residentes del Hogar Dari y beneficiarios de la asociación
tetuaní Amal al Atfal. La Fundaciò Balearia facilitó el transporte a las
voluntarias y a su material. El Consulado General de España en Tetuán colaboró
con el show-recital de fin de verano y el ágape a los invitados.
José Ángel Cadelo es presidente de la Sociedad Mediterránea para el Diálogo y la Cooperación
José Ángel Cadelo es presidente de la Sociedad Mediterránea para el Diálogo y la Cooperación
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